Rutas con sabor en Italia:

Scanzorosciate

por Margherita Ragg - 20 May 2017

Este es el primero de una serie de artículos centrados en la búsqueda de esos lugares desconocidos, alejados de los circuitos turísticos de la provincia de Bérgamo. Lugares remotos pero fácilmente accesibles desde Milán y Bérgamo. Nuestro objetivo es revelar sus secretos culinarios y para ello nos hemos unido con Hertz para recorrer diferentes Rutas con sabor a bordo de un fantástico Fiat 500, el coche ideal para recorrer a tu ritmo estas rutas por carreteras secundarias y con espacio suficiente para todas nuestras compras.

Pagnoncelli Folcieri fue la primera de nuestras paradas en nuestras Rutas con sabor por la provincia de Bérgamo, presentadas por Hertz. La idea era cubrir 5 de estas localizaciones secretas en el plazo de dos días gracias a nuestro coche de alquiler.

Aunque las bodegas de Pagnoncelli Folcieri están ciertamente cerca de la ciudad, optamos por la autonomía que nos aportaba nuestro coche de alquiler para evitar sorpresas con el transporte público. Nuestro Fiat 500 fue la opción ideal para transitar por las estrechas calles de Scanzorosciate hasta la bodega. Recogimos nuestro coche en el Aeropuerto de Linate y en menos de una hora estábamos sentados con Francesca, preparados para conocer todos los secretos únicos de su vino.

“Mi familia se ha dedicado a la elaboración de vino desde 1852” nos comentó Francesca Pagnoncelli, antes de que Italia existiera como tal. Mi marido y yo estamos sentados en la sala de degustaciones de la bodega Pagnoncelli Folcieri, elaboradores del vino único Moscato di Scanzo.

Pagnoncelli Folcieri es solo uno de los 20 productores de Moscato di Scanzo, la denominación de origen más pequeña de Italia. La denominación de origen protegida es la categoría más alta en las clasificaciones de vino italiano. Cada bodega produce 800 botellas de Moscato al año – como puedes imaginar este vino es muy muy apreciado.

La historia de este vino es muy antigua y muy muy especial, tal y como nos confirma Francesca: “desde siempre se ha conocido la existencia de este vino en la región, pero nadie sabía exactamente cómo se producía o porqué era tan especial”. Algunos artículos defienden que el Moscato di Scanzo ya era muy popular entre las casas reales europeas del S. XVIII y era uno de los vinos favoritos de Caterina II de Rusia.

Moscato di Scanzo tal y como lo conocemos a día de hoy nació justo después de la Segunda Guerra Mundial, y se rige por un estricto protocolo de producción. La cosecha tiene lugar a finales de octubre, para aumentar el contenido de azúcar. Después de la vendimia, las uvas se clasifican - los racimos se revisan a mano, uno por uno, y cada uva que no pasa el corte se elimina, por ejemplo cuando las uvas están demasiado maduras, no suficientemente maduras o dañadas. La clasificación requiere semanas de trabajo a tiempo completo. Una vez que las uvas están todas clasificadas, se disponen a secar en celosías, donde se dejan durante otras tres semanas, hasta que pierden aproximadamente el 70 por ciento de su volumen original. Por último, las uvas se prensan y se dejan fermentar en tanques de acero inoxidable durante un mínimo de 2 años, aunque la mayoría de los productores las dejan durante más tiempo. Por ejemplo, en 2017 Francesca vendía Moscato elaborado en 2013.

Después de nuestro recorrido por el viñedo, donde Francesca y su marido hacen todo el trabajo a mano, nos dirigimos de nuevo a la sala de catas para probar el vino. Francesca le gusta verter Moscato en vasos de coñac para liberar mejor el aroma y cree que el vino se consume mejor solo, sin acompañarlo de alimentos. "Es un vino de meditación, un vino que invita a la contemplación, para ser disfrutado después de una comida, en buena compañía y rodeado de belleza", explicó. Acerqué mi vaso a la luz de un rayo de sol que avanzaba por la mesa. El vino era rubí profundo, con tonos púrpura oscuro y reflejos de color de tierra quemada. Levanté el vaso hasta mi nariz y disfruté profundamente de su aroma.

-¿Qué puedes oler? -preguntó Francesca. Normalmente, sólo puedo llegar a las respuestas habituales – frutas del bosque, cerezas y similares. Pero Moscato di Scanzo tiene un aroma más profundo, más complejo y estratificado que cualquiera de los vinos que había probado hasta la fecha. Podía sentir la lluvia y las hojas mojadas, vainilla de bourbon y rosa mosqueta, ciruela y tabaco. Vacilando tomé un sorbo, y los sabores se multiplicaron - tan rápido que tuve dificultades para nombrarlos todos. Había incienso, ¡sí, el olor de la iglesia! Francesca dijo - había marasca, un tipo italiano de cereza agria, hibisco, pimienta negra y chocolate negro, y muchos más. Fue como entrar en una perfumería y estar rodeado de una miríada de aromas cautivadores, tan intensos que te cuesta mucho separarlos todos, olores que te acompañan incluso después de que te hayas marchado. Moscato permanece en tu boca - es uno de los vinos con la caudalía más intensa, la unidad que mide la persistencia de sabores.

Fue entonces cuando comprendí lo que Francesca quería decir con vino de meditación. El Moscato es una experiencia sensorial tan fuerte que hace que desees hacer una pausa y escuchar - ya que cada sorbo es el resultado de décadas de historia familiar y meses de trabajo minucioso, podando, empujando carretillas, cosechando y clasificando. Un vino que habla de la tierra, y de la familia que custodia su secreto.

Aquí se puede consultar mi ruta:


Stop one: Milan Linate - Hertz Milan Linate

Stop two: Scanzorosciate - Pagnoncelli Folcieri winery

Stop three: Cespedosio - Rifugio Cespedosio

Stop four: Valtorta - Latteria Sociale

Stop five: San Pellegrino - Priula Birreria & Pasticceria Bigio

Stop six: Bergamo - Castel Cerreto


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